Hijo de Don José de Ezpeleta, nació en La Habana y murió en Madrid. Ingresó muy joven en la milicia y en 1803 ya era capitán. En 1808 fue hecho prisionero y llevado a Francia, pero pudo fugarse y se incorporó a su regimiento después de la batalla de Bailén. Hecho prisionero nuevamente en 1812, permaneció en Francia hasta que en 1814 pudo volver a España y restituirse a su destino, terminando aquella guerra con el grado de coronel.
En 1822 peleó contra los constitucionales y recibió una herida grave cuando se hallaba en Madrid. En 1825 asciende a brigadier, en 1827 concurrió a la pacificación de Cataluña y en 1830 fue hecho mariscal de campo, desempeñando interinamente el mando de Cataluña en 1833. En 1835 fue nombrado gobernador político y militar de Jaén y en 1837, segundo cabo de la Isla de Cuba, pero no pudo tomarlo de inmediato a causa de una de sus heridas.
Se hallaba en Burdeos, recuperándose, cuando recibió en 1838 el nombramiento de capitán general de Cuba, en sustitución de Miguel Tacón. De procedimientos más suaves que este, hizo también mucho por la isla, debiéndosele, entre otras mejoras, la organización del cuerpo de bomberos, la conclusión del ferrocarril a Güines y la construcción del de Cárdenas, entre otras.
En 1840 lo reemplazaron y al regresar a España fue senador del reino, consejero de Estado y ministro de Marina (1852) y de la Guerra (1858). Poseía la gran cruz de Isabel la Católica, la de San Fernando y otras condecoraciones.
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