En el año de 1606 Fray N. Ezpeleta, General de las Galeras de Malta, era uno de los caballeros navarros Grandes Priores de Navarra (de la Orden de San Juan de Jerusalén).
En el siglo XVII vivió Fray Miguel de Ezpeleta, Religioso Franciscano de la Regular Observancia. Fue uno de los aragoneses de talentos propios para la poesía y no menos versado en otras ciencias. En 1623 fue Predicador Conventual del Convento de Santa María de Jesús de Zaragoza, y en 1625 y 1633, Guarcián de las casas de Teruel y Jaca. De él se conocen los libros siguientes:
Murió antes de la mitad del siglo XVII. Se ignora si este autor tuvo parentesco alguno con el siguiente:
También en su tiempo floreció fray Juan Sánchez de Ezpeleta, también aragonés y Religioso Franciscano Observante, quien fuera también poeta de númen aventajado. A él, por haber obtenido un premio en las fiestas que tuvo el Convento de Predicadores de Zaragoza por la canonización de San Jacinto, le dedicaron esta glosa:
En la segunda mitad del siglo XVII se supone que el escultor Fernando de Ezpeleta, a dúo con Sebastián del Ribero, hizo el retablo mayor del Convento de San Francisco. Y se afirma por el gran parecido de la imagen titular de El Salvador con la que preside el retablo mayor de Quel, obra de dicho dúo.
Encontramos en la villa de Fortanete, del partido judicial de Aliaga (Teruel), otra familia de apellido Ezpeleta, de la que procedió don Gaspar de Ezpeleta y Mallol (1680-1742), Secretario del Santo Oficio de Llerena, Contador de la Artillería del Ejército de Cataluña y Caballero de la Orden de Santiago, en la que ingresó el 21 de enero de 1718. Don Gaspar nació en la Villa de Fortanete y murió en Madrid; estudió historia y se distinguió en los conocimientos políticos. Escribió Práctica de Secretarios, con una curiosa explicación de las cualidades de este empleo.
A principios del siglo XVIII nació en Magallon, el P. Josef, Ezpeleta de la Purificación, religioso de las Escuelas Pías. Fue uno de los primeros religiosos de esta orden que conoció Zaragoza. En 1757 ya hacía 20 años que desempeñaba las funciones de su Instituto en la pública enseñanza de los niños. La poesía también excitó su particular atención. Murió el 26 de setiembre de 1790. Dejó, además de seis volúmenes de poesías, las siguientes obras:
Desde junio de 1759 a julio de 1761 fue gobernador de las Filipinas Fray Miguel Lino de Ezpeleta, nativo de Manila, Obispo de Cebú, quien murió en 1771. Unos años antes, en 1757, refiriéndose a la quinta catedral construida en 1750 en Manila, dijo: "La nueva catedra era admirada por todos los que la contemplaban, nunca se cansaban de asombrarse cómo en esta tierra distante, ha sido posible aplicar las reglas exactas de dicha forma arquitectónica rigurosa."
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